domingo, 24 de mayo de 2015

POST INDIVIDUAL 1. Mª DOLORES MÉNDEZ LUQUE


COMO LA TERAPIA GRUPAL PERJUDICA MÁS QUE BENEFICIA A LOS PACIENTES CON TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA). 
“La relación entre el cuerpo y la comida es una pequeña parte del problema que envuelve a los pacientes con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Enfermos de anorexia, bulimia u otros trastornos alimenticios no especificados necesitan trabajar y superar conflictos psicológicos subyacentes para lograr su recuperación”.
Las distintas asociaciones, así como muchos de los psiquiatras y psicólogos que tratan a estos pacientes, suelen incluir dentro de su tratamiento la terapia grupal, que supone la realizaciones de sesiones en grupo de pacientes, coordinadas por uno o dos psicólogos, cuyo objetivo principal es que expongan los motivos que les ha hecho llegar a la situación de ser diagnosticadas con uno de los diferentes TCA, principalmente anorexia y bulimia.
En concreto, la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia  Nerviosa y la bulimia (ADANER), tiene como uno de sus principales recursos los GRUPOS DE AUTOAYUDA, que se llevan a cabo en el Hospital Niño Jesús en el caso de Madrid. “Estos grupos, están formados por personas que comparten circunstancias o problemas comunes, se dan apoyo y se aportan experiencias. El grupo proporciona el saber aceptar y comprender, de cierta manera, la enfermedad. En ellos se obtiene información, comprensión y mejora de la autoestima”.
Estos grupos tiene como finalidad “propiciar un cambio de estilo de vida (…), a través del establecimientos de metas reales y saludables”, fomentando “el crecimiento y autorrealización de sus integrantes”.
Las únicas normas que se señalan para el buen funcionamiento del grupo son: la confidencialidad, el compartir experiencias personales, vivencias, favoreciendo la comunicación, y fomentar el apoyo emocional y la confianza en los miembros del grupo.

Pero, además en buena parte de los casos, es necesario, si no ya la hospitalización, si al menos el tratamiento en HOSPITAL DE DÍA, que es una situación intermedia ente la hospitalización y el tratamiento ambulatorio y que “sustituye a la hospitalización, cuando ésta ya ha cumplido su función (…)”
En los Hospitales de día, una de sus formas de llevar a cabo el tratamiento es también a través de grupos terapéuticos, “de estructura cerrada, homogéneos (…), con un número determinado de personas (no más de 8 o 10 personas). Estos grupos servirán para ofrecer al paciente la oportunidad de cambios permanentes en las relaciones sociales, e incrementarán la autoconciencia y habilidad para afrontas las emociones”, reforzando el éxito de la terapia individual. También en el tratamiento ambulatorio se recogen, con las mismas características que en los hospitales de día, estas terapias de grupo. (Lechuga, L. y Gámiz, M.N. (2005). Tratamiento psicológico de los trastornos de la conducta alimentaria. Aproximación cognitivo-conductual. Centro de Psiclogía Clínica “Nilo”. Málaga).
Pero hay que tener en cuenta las características de las personas que padecen TCA, principalmente en el caso de la anorexia que en la mayoría de los casos manifiestan una “negación del hambre y la enfermedad, llegando a considerar su conducta alimentaria como normal e, incluso, motivo de orgullo” http://www.gaztebizz.eus/gazteinfo/ficha_detalle.asp?Tem_Codigo=290&Idioma=CA&ID=3233&P=P&H=&IdP=11866&IdGr=1926 y que “los diagnósticos señalan que, las personas afectadas, no aceptan que su pérdida de peso se deba a una enfermedad y no se preocupan por ella” y que “se sienten contentas de su delgadez y de poder dominar completamente la forma de su cuerpo”.  http://salud.kioskea.net/#ID=338&module=faq, a parte de la tremenda capacidad que tienen para ocultar su situación y mentir acerca de sus comportamientos dañinos para esas mismas personas.
A tenor de lo expuesto, puedo concluir que la terapia grupal no beneficia (al menos a todas no) a las personas que padecen TCA ya que, en ellas, se reúnen a personas que llevan a cabo una serie de trucos y tretas, que tienen un conocimiento importante de todas las formas posibles de perder peso o de que la comida no se acumule en su cuerpo, como medicamentos (laxantes, diuréticos, píldoras para adelgazar), trucos para vomitar de manera más sencilla y sin hacer ruidos, como hacer ejercicio mientras se está estudiando o trabajando, cuando no pueden tener un desgaste físico como quisieran, de maneras de ocultar la comida, etc. Es decir, sí estoy de acuerdo en que cuentan sus experiencias, poniendo límites claros de lo que se puede o no se puede contar. Pero estas experiencias, el resto de participantes de los grupos de terapia que no se encuentren motivadas para salir de la enfermedad, pueden utilizar para perjudicarse más. E, incluso, en aquellas personas que están motivadas, el hecho de que se rememoren situaciones, que se produzca una comparación entre los miembros del grupo, en cuanto al su aspecto físico, puede ser contraproducente no ya para su recuperación sino para volver a recaer de forma más agresiva en la enfermedad.

Y, aun poniendo límites claros en lo que pueden contar, cuando terminan de las sesiones, pueden quedar, darse sus teléfonos, etc., por lo que, como tampoco considero que tengan que ir constantemente acompañadas, estas terapias grupales pueden producir el efecto contrario para el que se supone que tienen. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario